El
minipro es es una forma de narración compuesta con un mínimo de
1000 a un máximo de 1099 palabras incluido su titulo.
Titulo:
¡Este mundo!
Característica:
minipro
Nota:
El presente ejemplo apenas sobrepasa las 1000 palabras incluyendo su
título.
Esta
historia que os paso a relatar, –sus eventos y situaciones
acaecidas por políticas de carácter hegemónico-, poseen
consecuencias se extienden más allá del presente. En un futuro
cercano. ¿Es qué acaso, su simiente se ha gestado en el pasado?
¡¡Humm!!
Sus
antecedentes.
La
lucha por la libertad de expresión de los pueblos, la no ingerencia
en asuntos de internos de éstos, genocidios en maza en nombre de la
religión, de la independencia, la conformación de países
soberanos, siempre han dado que hablar.
Palabras
muy lindas expresadas con vehemencia se han suscitado a lo largo y
ancho de la historia de éstos.
Libertadores.
Carne
de cañón.
¡Eso!
¿Por
qué? Intereses geopolíticos, riquezas propias de otros países,
cercanos o lejanos, han llevado a lo largo de la historia a
confrontaciones y más confrontaciones. Unos pocos, con ansias
desmedidas de poder, con sus arcas repletas de riquezas expropiadas
de otros países, con gran poder en lo político, en lo militar, en
el ámbito público, necistan más.
No
le bastan.
Esos
pocos, manejando la industria armamentista, colocando presidentes a
dedo, eso si, obedientes a las normativas que éstos impongan juegan,
cual si el Estado fuere marioneta manipulada por hilos invisibles,
haciendo caer estados soberanos.
No
es de ahora.
Es
de siempre.
Así
ha sido a lo largo y ancho de la historia de la humanidad.
Angurria.
Necesidad
de poder.
Envidia.
¡Eso!
Llámese
como quiera. Sus intereses están por encima del Estado, encima de
los pueblos, de quien “gobierne”. Gobiernan, si éstos le
permiten.
Poder,
siempre poder.
¡Joder
Tío!
No
importa como se denomine. La libertad de los pueblos siempre ha sido
manejada por poderes ocultos, que velan por sus propios intereses,
que van más allá de una conjetura socio-política puntual. Mueven
el hacer y el pensar de un Presidente, mueven fuerzas armamentistas
cuyo fin es mantener el denominado“Statuo Quo” gestados por “esos
pocos”. Protectores de su existencia, aunque también marionetas de
éstos.
Fuerzas
armamentistas que juegan un rol preponderante dentro de esas
políticas gestadas por esos pocos. Ocultos. No dan la cara aunque
uno se pueda imaginar quienes son. Hasta éstas, las fuerzas
armamentistas, son títeres de de una élite conformada por unos
pocos.
Pero
no basta hacer caer Estados, por la necesidad de poder. Hay que
intervenir en Internet.
Es
hora.
Eso
dicen.
Internet,
un mundo cibernético. Otro mundo. Uno virtual. Uno donde el
individuo es soberano, es Rey y Señor, es creador de de su propio
imperio, gestor libertino de sus necesidades ocultas dentro de su
propia esencia. Un mundo creado a semejanza de los intereses de cada
quien. Es la voz del oprimido, del menesteroso. Un escapismo a la
realidad que nos rodea, aunque su símil. Un espejo del real, donde
la frontera entre la irrealidad y lo palpable es nula.
En
algunos casos, claro.
También
es un mundo que a pesar de ser virtual posee todas las connotaciones
del que a diario vivimos. Hacemos negocios, lloramos, reímos,
intercambiamos nuestra vida social por una virtual.
¿Por
qué?
Necesidad
de expresión, voces acalladas que intentan decir: “aquí estamos.
Somos. Existimos”. Que de otra manera no podrían demostrar su
existencia.
Internet.
Sinónimo
de expresión libre, de pensamientos y sentimientos, de emociones
fuertes y débiles. Sinónimo de libertad, de aquello que en el mundo
en que vivimos, sea por las leyes de la Sociedad que se nos impone,
sea por seres hechos para vivir en comunidad, por propio desgano
quizás, o bien disconformidad por el que nos toca vivir, nos
insertamos en ese mundo creado por computadoras cual si fuere una
tabla de salvación. Soy libre, Libertad. Soy dueño de mis propios
pensamientos, que lo comparta o no con mis coterráneos, es cosa mía.
No de otros.
Creo
castillos de la nada, creo mi propio mundo virtual, mi burbuja que me
mantiene a salvo de los avatares del que nos imponen.
Ese,
el de nuestra Sociedad.
Pero
decir que Internet es sólo para sociabilizar, en donde ocultarnos de
nuestros pesares, o de nosotros mismos como raza humana, es decir una
banalidad.
Así
como se creo para ser libre, también están esos pocos, que ven un
plantío nuevo para cosechar. Se conforman negocios, sociedades
virtuales a semejanza de la real. Sociedades que traen consigo todo
lo que en lo real posee, desde envidia, necesidad de poder, manejo de
mazas, etc.
Se
necesita controlar Internet. Es un ente anárquico, un ente creado
para escaparse, para informarse, para opinar.
Peligro.
Cuidado.
No
importa si nació libre, no importa si el internauta quiere seguir
siendo libre.
Es
otro mundo.
¡Hay
que conquistarlo!
Es
un peligro, una amenaza que esta dirigida a los intereses de esos
pocos que hacen caer Estados, los que imponen otros a ultranza.
Los
grandes empresarios cinematográficos, se sienten vulnerables,
derecho de autor, empresarios independientes que ven una veta de
donde especular y sacar provecho. Necesidad de vivir, de existir.
No
es posible que otros logren lucrar, que la torta se comparta.
¡No!
¡Definitivamente
no!
Todo
es para uno -es mío, me pertenece-, malditos libertinos. Que será
de pobre Bill y su Microsoft sino se firma el ACTA, no si sale el
PIPE, SOPA. Que será para las Productoras de Cine si otros como
Cuevana buscan parte de su pastel. GNula, por ejemplo.
Servidores
repletos de contenidos, Sitios Web, anárquicos. Pero, ¿anárquicos
desde el punto de vista de quién?
No
es de ahora el querer controlar Internet. Desde que ésta nació, es
una amenaza para esos pocos que sienten que sus arcas repletas pero
nunca llenas del todo, puedan ser vaciadas. Perder poder sobre las
mazas.
¡Nunca!
¡Jamás!
Aunque
el Infierno se enfríe.
¡No!
Para
no perder la costumbre comenzamos otra guerra, la primera en un mundo
que hasta ahora no la conoció. Internet, la última frontera. Adiós
Magaupload, adiós Cuevana, adiós Gnula, adiós la libertad de
expresión, Olvidaos de la libre información. ¡Joder!
El
mundo es y ha sido siempre una porquería. Siempre lo será. Ahora es
el turno de Internet. Control sobre el conocimiento. Debe estar en
manos de esos pocos, como ha sido todo.
¡Joder!
¡Carajo!